jeudi 23 juin 2011

Cuidámela (Trasmontes)

A Loli,

Una mañana ponemos la radio. eco. eco feo del mundo.
y esa misma mañana  apagamos la radio. hartos. hartos del rostro que adivinamos en cuanto se desgranan los ascos  que flotan ya en el aire. es el humano.  con su letania.con su ganga. ganga de la letania de las palabras que cuajan nuestros pensares.
« yo no quiero verla » decia Federico. la muerte del amigo a traves de la sangre derramada.
yo no quiero oirla. la fealdad de la voz que corre por las ondas.

Me llama la amiga. me dice. me dice que ha vuelto de Cadiz. y me cuenta. me cuenta argo del maestro Chano, de su fin de vida y del misterio florido de su escultura :

Las ultimas temporadas del cantaor son muy duras. por la enfermedad. por la esperanza que se vuelve resignacion. por las dificultades . de hablar, de jadear, de los ojos con la luz, de las noches sin dormir, del cansancio de los huesos ¿ quien sabia que los huesos podian doler tanto ? y de la ausencia de un amor. este amor es su ultimo amor. frente al dolor se ha refugiado bajo otra ala protectora y sana. ajena , sin mascara de la violencia de la vida que galopa fuera del cuerpo querido pero tullido, de los labios balbuceantes antes graciosos.
el la necesita por ultima vez. viene, musa y linda. viene con su nuevo pigmalion. por respeto . y saben que no desea que se escondan. relaciones sencillas, llanas. sin valores rancios. hablan, de todo un poco. dificilmente.  el cantaor  concluye dificilmente este ultimo encuentro, ordenando, al dirigirse al hombre y mirandola  con toda la miel que le queda en el mare nostrum de su corazon : « Cuidámela ».
Hombria de este « Cuidámela » caballeresco de pudor libertario. gaditano, puro, Chano.

Desde la muerte del dueño de los « tirititran », cada semana, viene una pareja con una rosa  recien cortada. el portero del centro de flamenco que linda la estatua  cuenta. cuenta que deja la flor en el puño de bronce entregado que acompaña  a los paseantes  hasta  la muralla de su Caí . cuanta que se inclina, tocando sus  labios la piel de metal, para susurar : « Cuidámela ».

Una mañana colgamos el telefono .
 y el mundo nos aparece tembloroso.

2 commentaires:

el Chulo a dit…

magnifico, mi ludo!

Maja Lola a dit…

Que precioso momento de lectura.
La profundidad de un amor que se rie de todo y hasta de la muerte. Y la dulzura que se derrama de este "cuidamela" a pesar del abandono pasado y de las tenazas amargas y horrorosas del dolor ...
Gracias